Sabado de Pasión

Entre el misterio y la leyenda, el antiguo Monasterio de Santa Catalina de Siena conserva una bella imagen del crucificado, que a lo largo del tiempo ha concitado una gran devoción entre los limeños, especialmente en la antigua y tradicional zona conocida como los “Barrios Altos”.

Se trata de una imagen de talla completa y tamaño natural (1.70 mt.) que presenta a Cristo exánime con el rostro de inmenso dolor caído sobre el lado derecho, y mostrando en el cuerpo las laceraciones y señales del intenso tormento. Es una imagen anónima con características afines al realismo barroco y que podría datarse en el siglo XVIII.

El Señor del Santuario de Santa Catalina cuenta con una Hermandad cuya sede está en dicho convento de monjas dominicas, cuya fundación fuera profetizada por Santa Rosa de Lima, quién anunció a su madre que allí ingresaría como religiosa.

El denominado “Sábado de Pasión”, el Señor del Santuario sale del Convento en solemne procesión y profusamente arreglado con flores, en una bella anda de plata repujada y gran acompañamiento de sus devotos, dirigiéndose hacia la Catedral, atravesando el Centro Histórico de Lima. Allí “pernocta” para presidir al día siguiente la misa del Domingo de Ramos en la Plaza Mayor de Lima.

Acompañando la imagen de Cristo, completa el cortejo del “Sábado de Pasión” la Virgen de las Angustias, hermosa imagen que se conserva entre las joyas de la clausura conventual. Se trata de una imagen “de vestir” en la cual solamente el rostro y manos son de talla, para poder engalanarla con los atavíos propios de sentir y la devoción popular. En esta bella imagen, propia del sentir barroco, el rostro y la expresión reflejan las profundidades del dolor de la Madre de Dios ante la pasión que vislumbra.

Se destaca en este paso la riqueza de los ropajes y el atavío de la Virgen, con su bella corona nimbada de aureola y la belleza del palio, con varales bellamente trabajados.

Publicidad