DOMINGO DE PASIÓN

El Domingo de Pasión, quinto domingo de Cuaresma, es el inmediatamente anterior al Domingo de Ramos. Dentro de la historia de la Iglesia en general no suele tener excesiva relevancia, aunque en el ámbito de las Hermandades y Cofradías de culto a imágenes pasionales, se le considera de profundo significado y lleno de actos dedicados a las imágenes titulares de estas asociaciones católicas. Los principales cultos consisten en Besamanos o Besapiés durante todo el domingo, empezando o terminando éstos con una Eucaristía.

En Lima -Ciudad de los Reyes- se da inicio a los cultos de Semana Santa con una solemne eucaristía y procesión del Señor Crucificado del Rímac, que viene desde la Iglesia de Santa Liberata en el distrito del Rímac cruzando el puente y llegando a la Catedral de Lima. Esta procesión es muy concurrida y da la vuelta a la Plaza Mayor.

Ese mismo día se celebra el besamos o veneración a Nuestra Señora de la Esperanza de Lima en la Catedral Metropolitana y Ella preside la misa de apertura de la Semana Santa.

Señor Crucificado del Rímac

Se cuenta que en el año de 1850, un niño de nombre Pedro Salazar Quezada, encontró dentro de un hoyo a orillas de una acequia grande del antiguo barrio del Limoncillo del Distrito del Rímac, un lienzo al óleo de la imagen de Cristo Crucificado teniendo a sus pies a la Virgen María de los Dolores y a Santa María Magdalena. El niño llevó el lienzo a su casa, entregándolo a su madre, quien junto a los vecinos empezaron a rendirle culto bajo la advocación de Señor de Lipa (por el nombre del solar donde se encontraba la vivienda del niño), y también se le conoció como señor de los Milagros por el parecido al Crucificado de Nazarenas.

En 1863, el entonces Arzobispo de Lima José Sebastián de Goyeneche y Barreda, dispone que la imagen sea conocida como el Señor Crucificado del Rímac.

El 21 de marzo de 1876, el Arzobispo de Lima concedió la debida licencia, autorizando que se saque en procesión la venerada imagen.

El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación a la Festividad del Señor Crucificado del Rímac el 2020, por ser una manifestación cultural en la que confluyen la devoción, la tradición y la historia en dicho distrito.

Nuestra Señora de la Esperanza de Lima.

(1997, escultor Valentín de Albatera [España]. Ubicación: Basílica Catedral de Lima )

Nuestra Señora de la Esperanza la más joven de las Dolorosas de Lima, pero no por ello menos hermosa

Breve introducción:

Parte importante de la celebración de la Semana Santa son las procesiones con las escenas de la Pasión de Jesús y el dolor de María su Madre. La imagen presente es una de las novísimas efigies marianas en incorporarse al ciclo procesional de la Semana Santa Limeña.

Representa a María Santísima luego de la muerte de su Hijo Jesús cuando queda al cuidado del Apóstol San Juan. Se presenta ante los fieles como una Madre en soledad y abatida por los trágicos sucesos que vivió en la Pasión-

Sin embargo, la serenidad de su dolor evidencia la fortaleza de su alma, consciente de las palabras escritas por los profetas y pronunciadas por el mismo Jesús a lo largo de su vida sobre su Resurrección al tercer día. Es su esperanza en la victoria de Cristo sobre la muerte la que mitiga su dolor. Ella se convierte en el baluarte del cristiano ante los sufrimientos, ejemplo de Esperanza para la humanidad entera.

La imagen parece decirnos como el salmista: ¿Por qué voy a desanimarme? ¿Por qué voy a estar preocupada? Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando. ¡Él es mi Dios y salvador! (Sal 42,5)

Descripción artística e iconográfica:

Se trata de una escultura de tamaño natural realizada en madera, donde solo presenta talladas la cabeza y las manos, mientras el cuerpo es esquemático, para recibir vestimentas. El fin primordial de la imagen “de vestir” es provocar mayor familiaridad y cercanía con los creyentes al llevar ropaje; este tipo de esculturas empezó a popularizarse luego del Concilio de Trento, por lo cual son típicas del período barroco.

La imagen se encuentra de pie y en posición frontal, con la cabeza inclinada hacia adelante, en un deseo de comunicarse con el espectador. Su rostro es de color canela y los rasgos corresponden al de una mujer de la región andaluza. Destacan sus grandes ojos almendrados – enmarcados por cejas pobladas castaño oscuro - y las 5 lágrimas de cristal que surcan sus mejillas. Contribuyen a enfatizar el dramatismo sus labios entreabiertos, a punto de emitir un sollozo. Su mano izquierda se encuentra en actitud de levantarse hacia su rostro con un pañuelo de encaje, para enjugar las lágrimas, mientras la derecha permanece en posición baja, portando en ocasiones especiales una rosa en capullo, símbolo de la vida o el renacimiento.

Artísticamente, el escultor hizo una versión personal de la imagen mariana de la Esperanza de Triana (antigua devoción del barrio ubicado cruzando el Rio Guadalquivir) en Sevilla. El rostro sigue muy de cerca sus rasgos, pero en la escultura de Lima la talla presenta mayor realismo, propio de las obras de Valentín de Albatera.

Se le atavía con túnica o vestido, y un manto según los tiempos del calendario. A raíz de su advocación, el verde es asociado como el color de la esperanza, y como tal, forma parte de la indumentaria característica de la imagen, que va cubierta por un gran manto de ese color, bordado de oro para sus fiestas y procesiones. Complementa el arreglo un tocado y pechera de encajes que enmarca su rostro (versión estilizada del velo hebreo) y la corona con resplandor rematado en estrellas.

Breve reseña sobre su origen en Lima:

A fin de engrandecer la Semana Santa de la Ciudad de Lima, Monseñor Alberto Brazzini Díaz-Ufano, Obispo Auxiliar de Lima, tuvo la feliz iniciativa de traer una nueva escultura de la Virgen Dolorosa desde España. Para ello encargó al escultor Valentín García Quinto una imagen de la Dolorosa bajo la advocación de la Esperanza (devoción popular en la región andaluza, cuyos máximos exponentes son la Esperanza Macarena y la Esperanza de Triana en Sevilla), auspiciada por la empresa privada. La imagen llegó en 1997 y desde aquel año se venera en la Basílica Catedral, en la Capilla de San Juan Bautista, trasladada posteriormente a la Capilla Bautismal, donde hoy se le rinde culto. Las primeras procesiones empezaron a realizarse la mañana del Sábado Santo (a raíz de su advocación) y luego pasó al sábado de Dolores o Pasión. El Año 2002 la Virgen empezó a presidir las misas de apertura de la Semana Santa el Domingo de Pasión (5to de Cuaresma, anterior al Domingo de Ramos) y es como se realiza en la actualidad.

La procesión de la Virgen constituye un momento culminante en las solemnidades que se realizan en su honor, y como tal, se pone en ella el mayor esfuerzo para hacer de este acto una autentica manifestación de fe y arte. Nuestra Señora procesiona en un anda bajo palio, conforme a la tradición que caracteriza a las dolorosas del periodo barroco. El dosel (en color verde y bordado) se sostiene por 7 pares de varales de bronce estriados, adornado por nudos y rematado por pináculos de gran calidad, todo este patrimonio debido a los esfuerzos de Monseñor Alberto Brazzini Diaz-Ufano. Ante la Santísima Virgen arden 50 velas y arreglos de flores entre varales que completan la presentación.

El Autor (escultor):

Valentín de Albatera (Valentin García Quinto) Nace en Albatera – Provincia de Alicante, Comunidad Valenciana - en 1926, en el seno de una familia campesina. De formación autodidacta, muestra su inclinación hacia la escultura desde muy niño. En 1942 a la edad de 16 años se traslada a Barcelona para comenzar estudios reglados de escultura en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad. Luego de pasar por importantes talleres de Arte y ejecución de obras en Barcelona y Madrid, en 1953 conoce al Padre Fray José de Guadalupe Mojica OFM, quien en uno de sus viajes vió su obra y decide llevarlo al Perú. Valentín, aceptando la sugerencia del fraile empieza su gran oportunidad de internacionalización y viaja junto a su hermano Domingo, instalándose en Arequipa y Lima donde permanecería hasta 1969, llevando a cabo una gran actividad escultórica dedicada

especialmente a la imaginería religiosa en diferentes templos tanto de la Capital como de otras ciudades.

A su vuelta a España, se suceden numerosos encargos de forma creciente, llevando su arte a toda la provincia de Alicante y las regiones del levante español, trabajando hasta 1985 en colaboración con su hermano Domingo. Es en esta etapa de madurez donde su obra empieza a distribuirse en gran parte de España y otros países del mundo. Destacado como uno de los representantes de la escultura levantina actual, fue nombrado Hijo Predilecto de la Villa de Albatera en 1996, y cuenta con una calle dedicada a él.

Don Valentín fallece en su ciudad natal, Albatera, el 14 de diciembre de 2013, a los 87 años de edad, entre muestras de dolor de sus vecinos, autoridades y las hermandades tanto locales como de los alrededores donde dejó importantes obras artísticas.

Por: Miguel Angel Chong

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